20- CONTINUANDO CON EL TEMA DE LA FELICIDAD Y LA ATAXIA. Por Dario Pérez, paciente de Ataxia Paraneoplásica.

Cuando en mis primeras semanas de silla de ruedas, es decir cuando por fin me rendí a lo que era más que evidente, si alguien me preguntaba: ¿cómo estás?, invariablemente contestaba: como la burra del pastor, [por si alguien no lo entiende, es menester que hable aquí de la soledad del pastor y de lo cariñosas y sumisas que son las burras]. Tiempo más adelante agarré una gripe importante que me tuvo muy postrado. Tras una lenta recuperación, cuando alguien me preguntaba que cómo estaba, yo respondía y sigo respondiendo: de p.m.[nota del editor, creo que eso en lenguaje popular significa de "puta madre" y cuyo sinónimo en un lenguaje formal sería "fenomenal"].

La felicidad, como todos los grandes "palabros" es una utopía individual. Cada ser humano cree o piensa saber dónde o a partir de dónde comienza su felicidad. Por lo tanto, su propia felicidad parece ser una meta que él mismo se crea.

Cuando yo estaba en plenitud de facultades físicas, y afortunadamente disfruté de ese privilegio durante 53 años, tuve muchas dificultades para disfrutar momentos de felicidad [¡ojo!, quiero decir conseguir momentos, no el disfrutarlos]. Si una vez en la silla de ruedas, mi meta hubiera seguido siendo la misma, encontrar un solo momento habría sido imposible. Cambié la altura del listón y volví a la vieja pelea, los momentos de felicidad son ahora tan difíciles de agarrar como antes: es decir muy difíciles, pero se van consiguiendo. Lo malo sería que la enfermedad viniera aliada con la frustración, ahí está el sufrimiento. No puedo andar... vale, antes tampoco podía volar como un pájaro o correr como una gacela y no me importaba. Y no sólo volar o correr, había infinidad de cosas que me estaban vedadas. Por tanto, ahora, añadir cualquier número a la infinidad de cosas que antes no podía hacer, es una bobada. No me interesa saber lo que haría si pudiese caminar, estoy muy ocupado tratando de averiguar qué cosas sí puedo hacer, y son tantas, que la diferencia sería restar infinito más A a infinito más B: cosa a todas luces sin sentido.

FELICIDAD, así con mayúsculas, no tengo ni idea de qué será eso: Todas las religiones del planeta posponen ese momento a después de la muerte [átame esa mosca por el rabo], [religión está utilizada aquí como una referencia a la experiencia humana].