19- LA FELICIDAD NO ESTÁ DONDE LA BUSCAS, SINO DONDE LA ENCUENTRAS. Por María Belando, amiga de un paciente de Ataxia de Friedreich. Es una respuesta al artículo número 13 de esta misma sección: "La felicidad y la ataxia". Para ver el numero 13, hacer click aquí.

Me voy a meter en terreno peligroso, y es un atrevimiento por mi parte, pero allá voy.

Una vez, hablando con una persona, me preguntó: ¿crees en la felicidad?. Yo me quedé parada, pensando "¿qué es esto?, ¿una pregunta con truco?". Es como si me preguntaran si creo en Dios, o si creo en los Reyes Magos. ¿Cómo se puede preguntar a alguien si cree en la felicidad?. En realidad me parecía algo "de cajón". La felicidad existe, en mayor o menor medida, pero existe. ¿A qué viene preguntar si creo en ella?. En un segundo tuve tiempo de pensar en ello y contesté: "tiene sus momentos, pero eso no es nada". Supongo que era algo que no me había planteado hasta entonces, pero me salió así. Respondí que no creía en la felicidad como algo permanente, como una constante en la vida, sino que creía en "momentos felices" como algo esporádico.

Si alguien me preguntara en estos momentos si he sido feliz, desde mi perspectiva, tendría que poner en una balanza los momento que más me han marcado de felicidad, y los que más me han marcado negativamente: Ganarían estos últimos, pero, ¿qué quiere decir eso?, ¿que no soy o no he sido feliz? La respuesta es no.

Desde luego comprendo que mi situación es muy fácil. Soy una persona más o menos sana, sin grandes problemas, no tengo una enfermedad que me ate a una silla de ruedas, ni dependo de nadie para hacer cualquier cosa. Tengo un marido, dos hijos, y voy y vengo a mi aire. Comprendo que mi situación es diferente, pero seguramente si preguntamos al resto de los mortales sanos y de a pie, si son felices, probablemente habría más infelicidad que felicidad. De hecho, conozco a personas, con una familia, con un empleo, con una situación económica más que desahogada, que ven, que hablan, que oyen... que no se sienten felices. ¿Cuántos se sentirían enormemente felices con una mínima parte de los que estos "infelices" aludidos tienen?. Supongo que muchos. Si embargo, desde mi punto de vista la felicidad no se basa en todas esas cosas, más bien está en el grado de realización que haya podido encontrar la persona en cuestión, en el modo de percibir y afrontar su situación.

No puedo decir que comprenda tu situación de atáxico, puedo hacerme una idea de cómo me sentiría yo en tu caso, pero si no me encuentro en esa situación, nunca podré saber lo que realmente se siente. Podría hacer una prueba, pasarme un día, una semana, o un mes, en una silla de ruedas, para probarlo, pero luego volvería a caminar y me olvidaría de ello, de cómo se siente estando así. Pero he conocido a un atáxico, y hace muchos años me contó su historia, de cómo se sentía, de cómo estando en el colegio veía a los demás niños jugando al balón, y él nunca podía jugar, de cómo se es diferente, y no se puede hacer nada para cambiar. He llorado con él cuando se preguntaba "¿por qué a mí?, ¿qué he hecho yo tan malo para estar ahora así?, ¿por qué....?". En cierto modo me ha dolido su dolor, pero luego yo he seguido mi vida cómoda, y él se sentó en una silla de ruedas para siempre. Puedo revelarme y pensar, y gritar, que no es justo, que Pepe, como cualquiera del resto de esta lista, no es cualquiera, que tiene una mente que nos haría envidiarla a cualquiera, que es demasiado cruel que esa inteligencia, que todo ese potencial esté en un cuerpo que sufre una enfermedad, cuando hay miles de personas que... ¿Pero acaso no es cruel también pensar así?. ¿Quién puede decir lo que es justo y lo que no lo es?.

Seguramente, si nos dieran a firmar ese hipotético contrato por volver a vivir esta vida que nos ha tocado a cada uno, no todos lo harían, todos creemos que se puede superar lo que tenemos, demasiada ambición, o cualquier otra cosa, por lo que no logramos sentirnos satisfechos. Ahí esta la cuestión, nunca nos conformamos con lo que tenemos, y todos pedimos felicidad.

Para terminar, hay muchas frases que hablan sobre la felicidad, pero hay una que me gusta mucho: LA FELICIDAD NO ESTÁ DONDE LA BUSCAS, SINO DONDE LA ENCUENTRAS.