159- CALÓGERO SCHEMBRE EN EL CIRE DE CUBA. Por Calógero Schembre, paciente de ataxia, de Venezuela.

Cuba, junto con Bolivia, eran los dos países de América latina que aún no conocía. En el caso de Cuba me parecía injustificable, puesto que, al igual que en muchas generaciones de antiguos jóvenes latinoamericanos, los sucesos de este país habían influenciado bastante en mi vida. Para no haber ido anteriormente a Cuba, las razones que yo mismo me daba eran el sello en la póliza de seguros del avión (válido en todos los países limítrofes a excepción de Cuba) y las dificultades para ingresar a USA si se comprobaba que antes había viajado a Cuba anteriormente.

Por haber sido la de Cuba una experiencia diferente, país con un régimen social y económico distinto a los nuestros que ha despertado numerosas polémicas, me parece conveniente narrar todo lo sucedido, y no limitarme solamente al aspecto de la rehabilitación.

Un artículo de rehabilitación, hallado en Hispano- Ataxia, y escrito por un exrehabilitador del CIREN, hizo que encontrará su dirección web.

Cuba está llena de venezolanos: Existe un convenio Venezuela-Cuba por el que se establece que el gobierno de Venezuela manda petróleo al gobierno de Cuba y éste se compromete a pagar bien sea en efectivo o mediante servicios... uno de estos servicios es el médico. El gobierno venezolano considera que los servicios médicos cubanos son muy superiores a los de Venezuela y ha enviado a la isla una cantidad de pacientes venezolanos que, por la clase socio-económica a la que pertenecen, no hubieran tenido oportunidad para ser atendidos en Venezuela..

El CIREN ha preparado un paquete médico que consta de una semana de evaluación y cuatro semanas de rehabilitación intensiva. En estas cuatro semanas de distintas disciplinas, es como si existiera un técnico rehabilitador trabajando en una persona siete horas al día.

La semana de evaluación es una semana de diagnostico. Yo la consideraba innecesaria en mi caso por tener ya realizadas esa clase de pruebas, pero ellos insistían en que, por razones de carácter científico, eran necesarias. Las pruebas fueron: examen clínico, potenciales evocados, análisis sanguíneo, radiografía del tórax, resonancia magnética del cerebro, y evaluación neuromotora (a esta prueba si le vi mucho sentido).

A poca distancia del hospital de CIREN existe una disposición de viviendas llamada Neuro-villas. Hay una calle que ellos han cerrado con ese propósito. En esa calle existen 16 casas con un promedio de cinco habitaciones por casa. Cada casa tiene una especialidad especifica . Yo fui alojado en una habitación de una casa que estaba especializada en :"Trastornos del movimiento. Enfermedades neurodegenerarivas". Cada casa esta atendida por un trío de enfermeras que se van turnando, dos camareros para el servicio de comida (que también rotan). Y hay dos médicos de guardia para las 16 casas de las Neuro-villas.

Después de efectuada la evaluación, se lleva a cabo un programa de ejercicios. En mi caso, la programación diaria quedó así:

7 AM, llamada para despertar.

7:30 a 8:00, desayuno.

8:00 a 9:00, visita médica.

9:00 a 10:00, calentamiento y ejercicios de patrón de marcha.

10:00 a 11.00, logopedia.

11:00 a 12:00, ejercicios de equilibrio y de patrón de marcha.

12:00 a 2: 00, almuerzo y descanso.

2:00 a 3:00, defecto logia.

3:00 a 3:30, ejercicios para respirar.

3:30 a 5:00, ejercicios de fuerza y resistencia.

Esto se repite de lunes a viernes durante cuatro semanas.

Durante la semana de evaluación mantuve un cierto recelo al ver lo anticuado de las instalaciones y observar vicios de funcionamiento en algunos departamentos... esos vicios se parecían mucho a los que yo había observado en Venezuela. Acá, puesto que me sobraba tiempo para observar se hacían mucho mas evidente para mí. Quiero poner un ejemplo, la habitación previa al aparato de resonancia magnética tenía dos puertas una para los usuarios como yo que tenían que esperar tres horas al examen, y otra para usuarios que no tenían que esperar tiempo alguno.

Aunque yo había decidido que me hacía falta cierta rehabilitación física, al comienzo de mi rehabilitación mantenía una cierta reticencia a todo lo que significara esfuerzo. Ejemplo de lo anterior, fue la distancia entre mi casa y el gimnasio donde efectuaba los ejercicios... era de aproximadamente 150 m. Dicha distancia estaba obligado a hacerla caminando acompañado de un rehabilitador que me iba corrigiendo la forma de caminar. Tal distancia me parecía exageradamente grande, y en el primer día le argumentaba al rehabilitador lo siguiente:

- Supón que algún amigo me espera para jugar después de estos 150 m., mi estado de agotamiento será tal que impediría que yo pudiera jugar con mi amigo. Si usara una silla con motor, seguro que jugaría con mi amigo.

El primer día el rehabilitador no tenía argumento sólido en contra mía, pero el segundo día me respondió:

- Seguro que el primer día podría jugar con su amigo, lo mismo que el segundo y consecutivos, pero al cabo de un tiempo, usted no tendría fuerzas para mover las piezas del juego que este jugando con su amigo. La misión que usted debe imponerse es la de prepararse para cuando llegue ese día.