Imagina uno de tus peores días... todo te sale mal. Cada vez que hablas, metes la pata, y de tu boca salen cosas que no sabes ni por qué las dices. Estás... que no sabes lo que quieres. No estás enfadada con nadie, pero te sientes despreciable... y encima, no puedes ni moverte del sitio sin tener que pedir ayuda. Además, pides algo y, como te sientes tan mal contigo misma, no te sale la voz. Entonces, no te oyen, o entienden algo diferente a lo que tu pensabas... así que mejor te callas. De este modo que te vas anulando, y como no te queda otra cosa que hacer, te dedicas a pensar. Y entonces es peor, pues te vas sintiendo cada vez más triste: le vas dando vueltas a la cabeza, que ya sabemos que no conduce a nada...

A mí me encantaría ser mas fuerte, y que esto no me afectara, pero soy muy débil, sobre todo en estos momentos... y no me queda mas remedio que pasarlos, pues como todo en esta vida, pasa.

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Y claro, tú puedes pensar que todo esto es debido al cambio de las hormonas que se produce en tu cuerpo cada vez que te va a bajar la regla. Pero, ¡cómo se lo explicas a los demás, si no puedes!.

Por algo, María (que fue quien me crió) lo llamaba ponerse mala. Ayer me bajo la regla, y realmente sentía como si de repente, me hubiera puesto mala, muy mala, dolores por aquí y por allá... El malestar general ése que dicen que se va con Saldeva.

Pero eso es lo que tiene ser mujer, que de vez en cuando, nada de cada 28 días (la regularidad es caprichosamente variable) te sientes irremediablemente diferente. Y como en todas las sensaciones que el ser humano es capaz de sentir hay distintos grados de percepción de dicho malestar.

Y a veces me pregunto, ¿será consecuencia también de la ataxia el que yo me sienta tan mal?.

Aunque, ¡qué más da! Es así. Y como en casi todos los aspectos de la vida, especialmente la de los atáxicos, hay que aguantarse. ¿NO CREÉIS CHICAS?.