26- LA CASA DEL BOSQUE. Por Francisca Gálvez, paciente de Ataxia de Friedreich, residente en la CAMF de Alcuéscar, provincia de Cáceres.

"Para Mª Jose, con cariño".

Era un matrimonio muy feliz. Carmen trabajaba en una clínica veterinaria y ejercía como tal. Paco era profesor de C.O.U. e impartía clases. Vivían en una casa muy antigua y deteriorada que perteneció a los abuelos de Carmen. La casa representaba mucho para ella: Allí nació y pasó toda su niñez y, viviendo allí, conoció a su esposo. Cuando ambos contrajeron matrimonio, continuaron compartiendo aquella grandísima casa con sus padres. Durante el tiempo que Carmen y Paco llevaban casados, sus cuatro hijos habían nacido en aquella casa. Actualmente, los padres de Carmen habían fallecido, y el único hijo soltero que aún permanecía en el hogar, se había casado hacía poco e ido a vivir con su esposa. El matrimonio se había quedado solo, y la casa les venía grande.

Un buen día, dirigiéndose a su marido, Carmen comentó:

- Paco, ¿se podría construir una nueva casa en este lugar?.

- No -respondió Paco-. Ten en cuenta que económicamente no andamos bien. En la boda de nuestro hijo nos gastamos mucho dinero.

Y continuaron hablando del problema de la casa, pero no encontraban ninguna solución. Y puesto que la casa, además de vieja, estaba a varios kilómetros de la ciudad, nadie querría comprarla. Carmen sintió emoción y rompió a llorar. Paco la consolaba, pero se dio cuenta de que él tenía el mismo problema.

De pronto, llamaron a la puerta. Paco abrió. Era el cartero trayendo una carta certificada. En sus líneas se podía leer lo siguiente: "Ante el nuevo proyecto de urbanización, nos es grato comunicarles que, dada a antigüedad y el gran deterioro de su casa, nos vemos en la obligación de ofrecerles una vivienda, ya que en breve derribaremos la suya para comenzar la nueva urbanización. Etc, etc.".

Carmen se quedó sin palabras tras la lectura de la carta.

- ¡Ya ves! -dijo Paco-. No sólo nos van a quitar el terreno por la cara, sino que, además, tendremos que vivir donde ellos quieran.

- Creo que debiéramos de ir al Ministerio y decirles que no estamos de acuerdo -expuso Carmen muy indignada al tiempo que comenzaba a gimotear.

- De acuerdo -contestó Paco-. Pero ahora vamos a dar una vuelta por el bosque y charlamos con nuestro viejo amigo "El Castaño". ¿Qué te parece?.

- ¡Muy bien! -respondió Carmen.

La pareja estaba preocupadísima, charlando en presencia de "El Castaño", sobre cómo solucionar el problema que se les venía encima.

- Perdonad que me meta en la conversación -dijo "El Castaño"-, pero hace poco tiempo estuvieron aquí unos señores que hablaban de derribarlo todo, incluidos los árboles. Decían que iban a construir una urbanización. A mí me dio mucha pena. Todos los árboles del bosque nos quedamos muy preocupados.

- ¡Claro que podéis estar muy preocupados! -exclamó Carmen-. Aparte de cortaros la vida, dejan sin refugio ni alimento a los muchos animales que aquí viven, y a nosotros nos quieren mandar a vivir a un piso de la ciudad.

- Nosotros hemos hecho todo cuanto hemos podido -dijo "El Castaño"-, pero de nada nos ha servido. Nos han contestado que, sintiéndolo mucho, tienen que construir apartamentos. Los árboles me han nombrado portavoz y pienso que vosotros podríais ir a hablar con las personas competentes en este asunto y decirles que hagan lo que quieran pero que respeten la Naturaleza.

- ¡Vale, me parece estupendo! -contestó Paco-. Si no os parece mal, podemos decirles que dejen esta parte del bosque como parque natural. De esa forma, también se resuelve el problema de la casa.

- ¡Estupendo! -aprobó "El Castaño".

Con los nervios un poco más calmados, el matrimonio se dirigió hacia el Estamento competente. Una vez allí, hablaron con la persona encargada de atender las reclamaciones en esta clase de asuntos. Personalmente, lo del parque natural le pareció una idea fabulosa. Sin embargo, dijo tener que exponérselo a las personas responsables. Y les anunció que recibirían una contestación muy pronto.

Cuando regresaron a casa, inmediatamente fueron a ver a su amigo "El Castaño" para contarle todo lo hablado con aquel señor y referirle las esperanzas recibidas a corto plazo.

- Estos amigos nuestros -dijo "El Castaño" a los demás árboles- han ido a plantear nuestra petición al Ministerio, y esperamos que sea concedida.

Todos los árboles dieron un gran aplauso al matrimonio.

- Cuando tengamos noticias os las comunicaremos -añadió Paco.

A los pocos días recibieron una carta que decía lo siguiente: "Hemos estado reunidos estudiando vuestro proyecto aportado sugiriendo dejar el pequeño bosque como parque natural. Algunos no estuvieron de acuerdo con la idea, porque supondría un enorme gasto para el Ministerio. Por ello, rechazamos la proposición, pero les rogamos que sigan exponiéndonos sus ideas. Les deseamos suerte de todo corazón".

Aquella noche, Carmen y Paco no pudieran pegar ojo. Por fin, a Carmen se le ocurrió una idea:

- ¡Ya lo tengo!, Paco. ¿Qué te parece si les proponemos la idea de construir un balneario?.

- Me parece bien -respondió Paco-. Como hay dos manantiales, lo tienen "chupao".

Al día siguiente muy temprano, la pareja fue al Ministerio. Una vez allí, preguntaron por la persona que les atendió la vez anterior. Una vez localizada, salió al encuentro de nuestros amigos y les saludó muy amigablemente.

- Hemos estado pensando -expuso Carmen- en alguna posibilidad para salvar al pequeño bosque, y se nos ha ocurrido la idea de la construcción de un balneario aprovechando su riqueza en aguas. ¿Qué le parece?.

- ¡Fabuloso! -contestó el encargado del Ministerio-. Voy a comunicar esto a mis compañeros

y espero que no pongan ninguna objeción. Espérenme aquí, enseguida regreso.

- Han aceptado - dijo el encargado con una sonrisa de oreja a oreja, cuando regresó-. Pronto comenzaremos a construir. Y en cuanto a ustedes, hemos pensado que vivan en una casa prefabricada mientras se realizan las obras. Después les cederemos uno de los apartamentos de la construcción.

- ¿Sin ningún coste? -preguntó Paco.

- ¡Sin ningún coste! -respondió el funcionario.

- ¡Estupendo! -exclamó Carmen-. ¡Vamos a decírselo a nuestros amigos.

- ¡Venga, vamos! -aprobó Paco.

Cuando la pareja llegó y contó todo lo sucedido a su amigo "El Castaño", éste llamó al resto de sus compañeros y, con gran alegría, todos bailaron y cantaron.

A los pocos días se solucionó todo el papeleo, y comenzó la construcción de la casa prefabricada donde la pareja iba a vivir hasta que las obras finalizasen.

Después de un largo periodo de tiempo y una vez concluidas las obras, todos se quedaron sorprendidos de lo bonito que había quedado.

El día de la inauguración dieron una gran fiesta y asistieron numerosas personalidades, así como Prensa, Radio, y T.V.

Desde aquel día, todos fueron dichosos.

"La Madre Naturaleza, muchas veces, nos da la solución".