8- EL LADO LEJANO: LAS RAZONES. Por Daniela Iser, paciente de Ataxia de Friedreich Suiza. Traducción de Miguel-A. Cibrián.

Los problemas empezaron cuando mi hermana menor decidió dejar la Universidad y, en cambio, trabajar en un banco y ganar su propio sustento. Ella es una mujer joven muy brillante, de finos modales, y educada, también. Pero su carácter es muy frágil, y sus emociones muestran pequeñas señales de inseguridad que hace la mayoría de los hombres se sienten atraído a la necesidad de ofrecer protección. La mayoría de los hombres, pero no todos. La gente que está de una manera consciente o subconsciente ocupadas con tejer estructuras de poder tienen olfato psicológico para oler la presencia inmediatamente de un "inferior" -por lo que, mi hermana se volvió objeto de demostraciones permanentes de "superioridad masculina". Sus colegas hombres la infravaloraron constantemente. Y entonces, por consiguiente, pronto se deprimió. Cada vez más. Pero ella fue valiente, le gustaba su trabajo y no quiso dejar el banco sólo porque unos hombres mayores intentaban mostrarse más "competentes".

Una tarde, cuando mi hermana estaba sentada sola en la cafetería tomando un café para tragar su triste frustración acerca del clima de trabajo, una compañera caminó hacia ella y le preguntó qué le pasaba. Ella había estado notando el declive de humor en mi hermana durante algún tiempo, y había seguido preguntándose por qué razón podría ser. Puesto que ella sabía que mi hermana menor tenía una hermana mayor en silla de ruedas, pensó que quizá mi hermana estaba deprimida a causa de mí.

Ajá. Cuando mi hermana me contó esta pequeña conversación, yo me di cuenta de que soy una persona cómoda. ¡No sólo soy responsable de mi propia depresión, no! ¡Porque soy lo que soy, y mi cerebelo es lo que es, también soy responsable de las depresiones de otras personas! Eso es una simple solución mágica. ¡Todo! ¿Una depresión más o menos, quién cuida? ¡Estoy en una silla de ruedas, por lo que debo ser yo la causa de cualquier mal sentimiento... en mí, en otros, en todos!.

¿Esto es lo que Russell L. Margolis quiso sugerir? Ciertamente no. Sin embargo, la historia muestra cómo son las cosas de intrincadas realmente. Cómo dependen de factores innumerables. Cómo se interrelacionan estos factores unos con otros. Que específicamente están relacionados a cada situación. ¡Cómo individual! Pero aquí: ¿uno enfermo del cerebelo... dos personas deprimidas? ¡Espere un minuto! Persona 1 (yo): la Ataxia de Friedreich, la silla de ruedas, el cerebelo, la depresión. Persona 2 (mi hermana menor): la depresión debido a persona 1 con el cerebelo enfermo (y depresión). ¿Ahora, dónde entran los hombres mayores comportándose paternalmente? Eso he qurido decir en mi historia.

Confrontémoslo: si, en 1.000 personas con enfermedades que afectan al cerebelo, hay 1, UNO, sin depresiones, entonces el cerebelo solo no puede ser la razón para estas depresiones. Imposible. Ilógico. Entonces, esas 999 personas con depresiones representan una tendencia, no un hecho exclusivamente válido. Todo lo que hago es preguntar por esos otros factores, esos factores innumerables, desconocidos, anónimos, no mencionados. ¿Las depresiones, la irritabilidad, el temple explosivo, una consecuencia directa de enfermedades neurológicas que afectan el cerebelo, como Russell L. Margolis lo pone? Permítame mirar este ejemplo: ¡Un hombre joven con prejuicios socio-educacionales me ofende por mi discapacidad. Entonces grito. ¡Ay!", ¿y porque tengo una enfermedad y esta enfermedad afecta el cerebelo, mi arranque es patológico? ¿Si yo no tuviera una enfermedad espinocerebelar, yo besaría su cuello y lo invitaría a quedarse a mis pies. Claro, Russell L. Margolis no quiso dijo o sugirió eso.

Las razones: Normalmente hay razones, para las depresiones, para el enojo, para las irritaciones, para las mentes explosivas. Algunas razones son fuertes. Algunas personas no se dejan provocar fácilmente. Algunas personas tienen enfermedades que afectan al cerebelo. Permítame mirar estas tres declaraciones, permítame combinarlas en todas las constelaciones positivas y negativas y grados y permítame comparar los resultados con las conclusiones de Margolis.

Esto nos recuerda la ausencia de balanzas pertinentes. ¿Algo como IRSII (International Rating Scale for Instances of Irritation)? ¿Cuántos IRSIIs justifican la irritación en la persona? O PIRS (Pathologic Irritability Rating Scale). ¿Cuántos PIRSs se permiten hasta una reacción razonable saludable o patológica Y: ¿Alguien ha hecho un estudio alguna vez para examinar la relación entre IRSII, PIRS y las personas con enfermedades que afectan al cerebelo? Los casos de irritabilidad o el temple explosivo no son patológicos como a tal: hay razones para que ocurran... y no debe ser demasiado difícil reconocer que las personas que tienen que sobrellevar a diario enfermedades neurológicas devastadoras tendrían más razones para deprimirse. En este contexto, no es de importancia si la irritabilidad y el temple explosivo son una consecuencia de tener una enfermedad que afecta al cerebelo o a otro tipo de enfermedad.

Permítame volver a mi pequeña historia: de hecho, no tengo una hermana menor. La inventé. Yo también inventé casi la historia entera. Lo que no inventé, sin embargo, es la compañera de la mujer y su sospecha. Apunté lo que una mujer que existe en la realidad dijo. Realmente. En una situación real. Probablemente, podemos leer un artículo semiimpermeable pronto en un periódico médico profesional, titulado "The Need for Invention and Satire as a Direct Consequence of Psychiatric Complications in Diseases Affecting the Cerebellum".



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